3 jul 2013

Esta, nuestra comunidad...

La observación es una de las facetas más estupendas de las que puede tener el ser humano. La observación nos permite ver las reiteraciones estacionales y la predisposición del personal a aumentar sus derechos y su poder, intrascendente y pacato, que crece de forma desorbitada en el verano.

Además de las golondrinas y de sus nidos, el personal vuelve a enjalbegar sus casas, a rascar el óxido y repinta las vallas y puertas de garajes y a quitar los plásticos protectores de ventiladores de techos y aires acondicionados, sin contar los fines de semana de limpieza y oreo, previos a la ocupación vacacional. Los administradores de apartamentos y urbanizaciones, ven resurgir sus capacidades literarias y su facilidad para dictar normas, ordenanzas y reglamentos de uso interno, para bien de esta nuestra Comunitat, que luego imprimen, según el poderío presupuestario, en un folio con el ordenador del niño, en cartoné en la papelería del pueblo o, lo más de lo más, impreso en metacrilato para fijar estratégicamente en las zonas comunes, cual placas conmemorativas. En una de esas placas, a la entrada de una piscina he leído, entre otras perlas más, normas tan concretas para el uso de la misma como: “Vestir la ropa adecuada. No hacer sus necesidades en el recinto o no salir goteando del mismo”. Pues eso.

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