28 jun 2013

Modos

Estamos en el ecuador de la peor legislatura que jamás sufrieron tant@s ciudadan@s. De uno a otro confín, y por todos los medios posibles, desde las pintadas en las paredes de fábricas y comercios recién cerrados, hasta todos los caractéres permitidos en todas y cada una de las redes sociales, con fotos, virales, pasando por pancartas, pegatinas, camisetas, colgaduras y todos los demás soportes a los que el personal tiene alcance, y de forma creciente en su dureza, se les ha dicho a los políticos, a todos, aunque la mayoría sean mediopensionistas o externos -incluyendo al Jefe del Estado y a la Familia de su Real Casa-, que la cosa no empezaba bien, Que la cosa iba empeorando Que la cosa estaba mal. Que la cosa estaba muy mal. Que la cosa era insostenible y que se fueran a la porra al final, porque o son sordos, o lo están por prescripción facultativa para poder seguir respirando entre tanta fetidez putrefacta.

Las encuestas, los sondeos y demás herramientas de medir intangibles políticas y políticos, dirán lo que dirán, pero el método empírico es infalible para comprobar el tiempo de reacción causa-efecto, y si el sistema que utilizan en general para funcionar, es por acción o reacción. Este último, el empírico, lo utiliza con mucha finura y en contadas ocasiones un buen e íntimo amigo que, además, es compañero de oficio. Decir que es compañero de oficio viene a cuento porque en muchas ocasiones, escribe y habla de políticos concretos de las tres únicas formas que al menos bajo mi modesto entender, se puede hablar de ellos, verbigracia: O forman parte del problema, o forman parte de la solución, o forman parte del paisaje…

Cómo es lógico, y llevando grabado a fuego el Art. 20 de la Constitución en su alma, unas veces los pone a parir, otras los elogia y otros ni están ni se les espera. Esto no es en absoluto que mi amigo sea un veleta, un acomodaticio o un trepa. Mi compañero, y sin embargo amigo, es una persona con la cabeza muy bien amueblada, con muchísima experiencia en el mundo de la política, de los políticos, de sus aledaños y, como buen profesional,de sus cloacas también, lo que le permite contemplar desde la distancia y con un simple golpe de vista, todo el escenario en su conjunto y el acto concreto que se está desarrollando. Un día, a un político al que le había dado cera a base de bien por determinados comportamientos a todas luces reprochables, le planteó, con un escrito directo y confidencial, una situación propia personal, muydelicada por la que estaba atravesando y le pedía, en lo posible, su ayuda. A los pocos meses, repitió lo mismo con otro político del que poco había trabajadoy las veces que lo hizo, casualmente, fue para valorarlo de forma positiva.

(Estoy por dejar a la imaginación del lector cuáles fueron las respuestas de ambos políticos, con qué cadencia se produjeron y cuál fue su conclusión, pero igual es una faena. No sé…)

Sí, es mejor así. Lo dejo en el aire y tiempo habrá de contarlo -o no- cuando estemos en campaña electoral y así les pueda servir de cierta ayuda y les haga comprender que, los políticos también son, como el resto de todas las personas, buenos o malos, con todos sus aumentativos laudatorios o peyorativos.

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