13 may 2014

"PISA" moreno...

No hace muchos años, discutíamos sobre los beneficios, o no, de la globalización de la información en tiempo real y su accesibilidad a todos los usuarios. La verdad es que lo que empezó como una conversación vanal “de café”, fue subiéndo de tono y de posturas realmente enfrentadas sobre el libre acceso a la red de redes y el acceso a todo lo que en ella hay. El café de media mañana, se convirtió en el eje de una comida y en las copas después de la cena... La cosa, excepto algunos vaivenes de unas posiciones a otras, se fue convietiéndo en una discusión bizantina. Un poco como una discusión entre forofos de diferentes equipos de fútbol o militantes de partidos rivales. Al final cada uno se va a la cama con “su” verdad y su razón. Con el paso del tiempo y el acceso a las redes sociales, el personal empezó a descubrir que Internet no es la verdad. Que como todo, detras de cualquier “subida”, hay todo tipo de intenciones y todo tipo de iluminados, a veces. Es decir, como en la vida misma. Pero en la relación personal, descubrimos matices, gestos, tics... todo un universo de lenguaje corporal y circunstancial, que nos hace que los comentarios y explicaciones de los otros, se nos hagan más o menos creíbles, dentro del contexto en el que nos estemos moviendo. Estos múltiples e importantes matices, en los post y tuits no existen. A pesar de los emoticonos, las mayúsculas o los giros endogámicos de los usuarios asiduos y de los expertos con sus neologismos. Esto llevo a pensar, como decimos algunos, que la potencia siempre está reñida con la precisión, por no decir que son incompatibles. Un exceso de información no indica, necesariamente, mayor conocimiento. Y he aquí el dilema: lo difícil es pasar de la información al conocimiento. Lo que nos decían en la escuela hace muchos años: el saber, es lo que queda después de haber olvidado lo que se ha aprendido.

Nos estamos encontrando con niños con unas habilidades extraordinarias para la utilización de todo tipo de artilugios e ingenios electronico-cibernéticos, que nos dejan pasmados, pero cuando pasan unos años nos damos cuenta, y así lo vienen corroborando maestros, educadores y profesionales de la Pedagogía, desde hace tiempo,  en oposición a algunos padres que piensan que sus púberes serán más que súper inteligentes, porque ellos se las ven negras para pogramar hasta el despertador del móvil. Pero esas tremendas habilidades para manejar a velocidad de vértigo todo tipo de botones, que les hace vivir con toda intensidad y realismo, situaciones virtuales arriesgadas, límites y que te pueden hacer perder la vida en el juego de turno.

Hace muy poco vi en la tele alguien que le regalaba un ajededrez a un niño y este no paraba de mirarlos por todos los lados para terminar preguntando: -”¿Dónde están los mandos...?”

Exportamos, desgraciadamente, jóvenes brillantes y menos brillantes, del mismo modo que se quedan aquí. Pero algo falla en sus relaciones afectivas, personales y familiares. Algo empieza a ser muy preocupante cuando las faltas de ortografía están tan generalizadas que se convierten en norma casi. Cuando en su habitación, como en el resto de algunas casas, no hay ni un sólo libro, desde que el corta y pega, se ha instalado ya hasta en algunos medios de comunicación... Y ahora, el temor que se iba confirmando a ojos vista, llegan los del Informe Pisa, y nos dan un capón en todo el colodrillo, con unos tremendos y descorazonadores resultados sobre las aptitudes de nuestros adolescentes y jóvenes, para resolver problemas y situaciones cotidianas que, al parecer, sus abuelas lo harían con los ojos cerrados, aunque se crean que una Xbox, es una máquina de discos...

¿Será cierto que puede haber jóvenes que ante una situación real comprometida, intenten buscar un botón de “Esc” en su mochila? ¿Será cierto que ante las notas intenten resetear ese período para empezar de nuevo?

Nota: (El Programanternacional para la Evaluación de los Estudiantes (PISA), nos coloca por debajo de la media de la OCDE al no saber nuestro estudiantes, extrapolar sus conocimientos en resolver situaciones prácticas.)

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