30 may 2013

El Regreso

Me gusta ver cómo se van incorporando los veraneantes habituales a mi pueblo. Me gusta ver a los turistas nuevos que disfrutan como niños con nuestras cosas. Me gusta cuando dicen la suerte que tenemos por vivir todo el año con este clima privilegiado, con estas playas tibias, con ese ir venir de niños jugando, por esas señoras mayores que de espaldas y ajenas al personal, se arremangan las faldas, se sujetan el sombrero y bañan sus pies, hasta la rodilla como mucho, con el ir y venir de las olas mansas del Mediterráneo.

Me gusta porque para los de fuera, es como si el tiempo se hubiera detenido tras su marcha quedando todo igual, inamovible hasta que regresan de nuevo. Tal vez se imaginen, cuando estén tomándose un café horroroso de máquina en su puesto de trabajo, con un frío hasta el tuétano, que aquí seguimos organizando verbenas, tapeando en los chiringuitos y paseando por la playa bajo una eterna luna llena estival, cogidos de la mano de una mujer estupenda y bronceada que nos cuenta secretos al oído, mientras aparta dulcemente su pelo trigueño movido por la brisa, de los labios…

Y eso está bien. No es cierto, pero es bonito porque les incita a volver una y otra vez a visitarnos. Solo espero que éste verano no sea el de las tres “P”: playa, paseo y pipas…

2 comentarios:

  1. Por El Roig de la Carretera: 08:52. 29.05.2013
    ¿Que queréis que os diga?: Me encanta cómo escribe Montesinos... Esta vez parece que nos cuente -con la maestría del otro virtuoso costumbrista valenciano, Berlanga- la peli, "Calabuch"

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  2. Gracias. Es inmerecido tanto elogio, pero qué caray. Me gusta.

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