23 nov 2012

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Miliki
Lo primero que he sentido cuando esta mañana he leído que Miliki había muerto ha sido tristeza, por supuesto. Pero inmediatamente después he sentido vergüenza. ¿De verdad que el hombre que nos había acompañado a varias generaciones durante toda nuestra infancia se iba a ir ahora? ¿En el 2012? ¿En este año en el que la codicia, la corrupción, la economía y la clase política nos azota en la cara con un calcetín mojado y remendado? No me lo podía creer. La persona que más energía positiva ha lanzado desde la tele o desde el circo con sus canciones y su filosofía del esfuerzo y la sonrisa, se iba justo en el momento en que se hacía palpable que esos niños habíamos crecido y no lo habíamos hecho nada bien.
De la vergüenza ha surgido un "Miliki, lo siento".
Los padres que felices llevaban a sus hijos en el coche con "Susanita tiene un ratón", o "Vamos de paseo" se han dado cuenta que han dejado a sus hijos en un mundo que nada tiene ni de circo, ni de globos, ni de olor a manzanas con caramelo, ni siquiera de pan con chocolate.
Y lo peor de todo es que podríamos tenerlo... Pero a muchos se les ha olvidado trabajar y sonreír, trabajar y sonreír. Y quien no sonríe mientras está trabajando es porque no le apasiona lo que hace o porque algo malo lleva.
¿Alguna vez habéis entrado en un banco y os han sonreído? ¿Habéis visto a los políticos entrar en Las Cortes felices y con los mofletes sonrojados porque iban a dedicar todos sus esfuerzos y recursos a ayudar a la gente? 
Hemos sido un país donde la sonrisa era señal de flojera, de poca responsabilidad y no de satisfacción. Y así nos ha ido. Quiero ver a la gente sonreír de verdad y no porque me quieran vender algo. La próxima vez que vea a políticos unidos de la mano levantándolas en señal de victoria quiero que sea porque han frenado un desahucio y no porque han ganado unas elecciones. ¿Os imagináis? Yo sí. 
Sé que todos los que hemos tenido la capacidad de sonreír delante de la tele, padres, niños, amigos,... mientras merendábamos, sabemos hacerlo. Ya lo hemos hecho muchas veces gracias a la familia Aragón. Así que ahora sólo hay que volver a ponerlo en práctica.
Este es mi mantra desde hace tiempo "trabajar y sonreír" Y desde hoy lo voy a repetir más veces y más alto. 
Porque ¿sabes qué Miliki? El mundo volverá a oler a algodón de azúcar.

2 comentarios:

  1. que bonito y que verdad llevas te prometi que seguiria tu blog, lo que dices me llego al alma si no sonreimos no hicimos las cosas bien gracias por tu sensibilidad

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  2. Os agradezco la cantidad y calidad de los tuits que me habeis enviado sobre este post,pero es corta y pega de ¡A mi blog vas! de @claramontesinos.Blog que, por descontado, os recomiendo.

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