20 nov 2012

El Madrid Arena

El lamentable e irreparable caso del Madrid Arena, se produjo por una concurrencia fatal de errores en cadena, y porque determinadas personas miraban, y siguen mirando, hacia otro lado, pero las responsabilidades las aclarará, en todo caso, el juez. Lo que es inverosímil, es que el Ayuntamiento de Madrid, prohíba celebrar espectáculos en todos los recintos municipales. Es como si para evitar la sangría de las carreteras, se prohibiera conducir, o para evitar los suspensos, se prohibiera estudiar.
La alcaldesa de Madrid ha obrado dejándose llevar más por los sentimientos, todo sea dicho de paso, comprensibles, que como la responsable de una gran ciudad. Creo que todos hemos estado en conciertos y espectáculos de masas y con unos controles básicos o más amplios, según el evento, sin que se produjesen hechos tan trágicos como los sucedidos.
Sin ir más lejos, las aglomeraciones que me vienen a la cabeza a bote pronto, pero que sin duda hay más, son: La Feria de Sevilla, Las Fallas, La Magdalena, La Semana Grande de Bilbao, Los Sanfermines... Pero no ya por sus multitudinarias aglomeraciones de gente por la fiesta en sí, sino por lo que llevan a su alrededor: espectáculos, conciertos, atracciones portátiles… De igual forma que hay eventos que revientan previsiones de asistencia, edición tras edición, como el ya mundialmente conocido Festival Internacional de Benicasim, que atrae a jóvenes, y a no tan jóvenes, de todo el mundo.
            Con controles de acceso, la adecuación de las instalaciones, la vigilancia para evitar situaciones peligrosas, y la asistencia médica debidamente preparada en el lugar, esta tragedia no debería volver a pasar. Así pues, no pongamos puertas al campo. Cumplamos las múltiples ordenanzas para tales eventos, que las hay y, recordando el ya mítico eslogan de mayo del ´68: queda prohibido prohibir.

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