20 nov 2012

La gran olvidada

Todos saben que la Comunidad Valenciana acaba por el norte en Tarragona, de igual forma que por el sur con Murcia. Esto que parece de Perogrullo, no es tal. En casi todos los medios -y del maltrecho Canal Nou ni hablemos-, muy gorda se tiene que liar, para que se nombre a Castellón. Sólo se cita por su aeropuerto huérfano de aviones, por unos décimos de lotería y poco más.
Castellón, al menos el que yo conozco, el de sus gentes, sus trabajos y sus cuitas, no tiene nada que ver con esos grandes “titulares” que hace mofa befa y escarnio de cuatro etiquetas -o cuatro mil, igual da-, que se repiten sin tregua para demostrar “que en todas las casa cuecen habas”.
La Provincia de Castellón y sus comarcas, no tienen nada que ver con éstas cosas. Las han padecido, las padecen y, me temo que las padecerán, a modo de San Benito impuesto por el inquisidor de turno, con una paciencia digna de Job.
Desgraciadamente se comenta de los periodistas que solemos decir que “no dejes que la verdad te estropee un buen titular”. Y no es cierto. Otra cosa son las empresas y las líneas editoriales, que alimentan, sin duda, esta especie de leyenda corporativa y que tienen otros intereses
Castellón -y Moncofa, por lo que me toca-, son bastante más que lo que el espejo de algunos quieren reflejar. Yo veo todos los días desde mi bici, como son, de qué hablan, como se divierten y como trabajan, las gentes de Moncofa -es un poner-. Así es la gran generalidad de los castellonenses, y creo que tiene que faltar muy poco, para que la ebullición de la realidad de todos estos factores, reviente y sea conocida y reconocida.

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